Conocí a Andrés con el corazón roto. No por alguien en particular, sino por todos en general. Antes de él, conocí a todos lo que definitivamente no eran. Llegué a pensar que el problema era yo. Pero no, simplemente no estábamos en el mismo momento. O al menos, eso es lo que me repito para que duela menos. Con el primero. Él ya sabía cómo era todo, yo apenas estaba iniciando. Con el segundo. Él estaba listo y en ese momento yo ni siquiera me quería lo suficiente. Con el que sigue. Yo ya estaba en otro nivel y él ni sabía lo que quería. Luego apareció uno que parecía estar listo. Yo retrocedí ante la confusión y él ni siquiera lo intentó. Con el último. El último me dolió como si hubiésemos tenido la historia de amor más larga de la historia. Pero eso ni siquiera tuvo tiempo de empezar, cuando él ya había elegido a alguien que no era yo. Pero luego llegó Andrés. Así de la nada, como esas historias que empiezan sin que uno se dé cuenta. Calmado. Con iniciativa. Sin complicaciones. Él realmente se interesaba, él realmente preguntaba porque quería conocer las respuestas. Él de verdad quería descubrir cada capa de mi corazón, pero lo hacía de una manera tan atrevida y casual, que ni cuenta me di cuando ya él me conocía bien. Andrés no era para nada el tipo a los que estaba acostumbrada. Esos que juegan al desinterés, esos que te enganchan y desaparecen. Él ni siquiera hablaba de sí para querer impresionar y el tipo era impresionantemente inteligente. A estas alturas de mi vida, todavía no sé cómo describirlo. Él no era el protagonista de novelas o libros a los que yo estaba acostumbrada. Él era un tipo cotidiano y a mí me encanta la cotidianidad, esa que te hace sentir viva, esa que se siente como cuando vas de noche en el carro escuchando una canción que te gusta. Andrés era un tipo con buen humor, con sonrisa de niño, pelito castaño y un poder para conversar tan encantador como su altura. Andrés no me hacía sentir "maripositas". Andrés me hacía sentir segura. Yo siendo doña tormenta. Él siendo don brisa a la orilla del mar, con atardecer naranja incluído. Andrés. Él no era mi tipo. Él era el tipo que yo necesitaba. ⭐ Continuará...
You've added this content to your favorites.
Post your comment
Load More