Recuerdo cuando era pequeño y veía cada fin de semana a Juan Pablo Montoya en la fórmula uno, despertaba temprano a "joder y molestar" y en algún momento me dije que algún día debía y quería ir a un evento de tal magnitud, desde aquel entonces el niño que era, lo veía lejano más no imposible. Hoy aquel niño está orgulloso y cumpliendo su sueño de la infancia, ver, sentir y vivir una carrera de fórmula uno. Una de las experiencias más interesantes y bonitas que uno puede vivir. Después de tanto esfuerzo y planeación lo pude lograr. El dinero y lo material vuelve, se recupera, pero las experiencias jamás se repiten.
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